Hola terrícolas:
¿Les suena de algo este título?, si tienes hijos en edad de preguntar seguro que si, y si no los tienes recuerda cuando eras tú quien hacía las preguntas. El humano (entre otros tantos del género animal) tiene curiosidad innata por su entorno y por sus semejantes y relaciones con ellos (sociedad) que suele manifestarse en forma de éstas preguntas. Pues bueno, una vez evidenciado lo evidente reflexionemos:
- Como padres: en la mayoría de los casos intentamos aproximarnos a la forma de pensar de nuestros hijos y con lenguaje apropiado para su entendimiento. Entendemos que en nuestra labor de progenitores no está sólo la de "criarlos fuertes y sanos" sino la de convertirlos en personas (animal de la especie Homo sapiens que siente, transforma, asimila, integra y deduce) por lo que casi todos (nadie es igual) y en las más de las veces (no siempre estamos del humor necesario) procuramos llenar ese vacío que nos plantean en la medida que nuestras capacidades nos lo permiten.
- Como sociedad: de entrada han de escuchar, y sólo si no comprenden lo dicho pueden preguntar (sobre lo dicho por supuesto), se nos considera "discos duros vacíos" sin curiosidad natural alguna, a los que hay que dotar de un sistema operativo (reconocimiento de las leyes, procedimientos, y "buenas" prácticas sociales éticas y morales) y finalmente de unas aplicaciones que dependiendo casi más del azar o de la indicación que de la elección propia o de la estudiada conclusión, nos dotarán de habilidades unas más específicas que otras que nos permitan ser conectados a la red para finalmente ser "ÚTILES". Creo que hay (o espero que haya) excepciones pero intuyo que han de ser las menos.
Al final, con el pretexto de la formación y desde edades cada vez más tempranas los niños comienzan a ser aleccionados durante largas horas de muchos días y yo me pregunto: ¿no será además un medio de "liberar" a sus progenitores para que así acepten mejor lo esclavizante de sus trabajos?
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