martes, 24 de enero de 2012

Nada-CLIC-todo, ni tanto-CLIC-ni tan poco.

Hay días grises en los que tu alegría queda aletargada, toda tu ilusión se cubre de una pátina, mezcla de los dolores del alma y de los recuerdos. Buscas en cualquier lugar de tu alforja algo que te dé energía, y entre más ahondas en ella, tan llena de trastos, más vacía la encuentras. Sientes que la seguridad obtenida con la experiencia, que las cerradas heridas por el pasar de los tiempos, que todo aquello que se aglutinó para calzar tu camino, se diluye en un instante y vuelves a ser adolescente. La duda te invade, tus cicatrices sangran y sientes el suelo desvanecerse bajo tus pies.
Difícil es entender cómo tus pensamientos no te ayudan, sino que además, dan fuerza mayor al remolino de sentimientos empujándote peligrosamente a su vorágine. Entre más quieres comprender, más perdido te encuentras. Entre más fuerza das a tu nado, ven tus ojos que la orilla no se acerca. ¡Qué mal momento para la mirada limpia y la sonrisa bella!
¿Cómo es posible, que melodías que en otro instante hicieran volar tu espíritu hoy suenen rasgando tu corazón a través de tus oídos? ¿Cómo es posible que paisajes que otrora adornaran tus ojos, hagan que tu vista se nuble cubriéndolos de lágrimas ahora?
¿Qué tiene el sentimiento, que un clic en un instante torna lo tosco en fino y lo bajo excelso? Un cálido rayo de sol que entrando en tu ventana calienta tu rostro, una flor que en el asfalto busca el cielo, un canto de ave que al pasar te hace despertar del sueño, una mirada cariñosa, un tierno beso.
Ningún pozo es tan profundo, ni tan grande el universo.

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